Verónica Olivera o como muchos la conocen, ”Vero”, del “Establecimiento Los García” en Plottier, comenzó a plantar sus primeros plantines de hortalizas a los 23 años, embarazada, junto al papa de sus hijos, Marcelo. En ese momento descubrió su gran conexión con la tierra, que la llevó por caminos que ella misma jamás imaginaría.
Seleccionados allá por el año 1995 por el programa “Proyecto joven”, lanzado por Felipe Sapag durante su gobierno, para aquellas “familias jóvenes corajudas” que quisieran comprar con facilidades su propio pedazo de tierra para la producción agrícola.
Fue así que, embarazada de Maitén, obtuvieron un crédito para la tierra, que pagaron al segundo año, allí se hicieron una pequeña casa. Empezaron con tomates y otras hortalizas, pero en el 2001 decidieron darle un giro a la producción y comenzar con la fruta fina.
“Veíamos la producción de la fruta fina más allá de su propia actividad agrícola. Queríamos incorporarla dentro de la cotidianeidad de las personas, de la gastronomía local. Queríamos posicionar a Plottier como un polo de producción de fruta fina. Fue así que comenzamos a hacer ferias, visitas guiadas a familias y escuelas, a ayudarnos con otros productores, entre tantas cosas que hicimos. A los pocos años comenzamos a ver este cambio”, destacó Vero.
Agricultura biodinámica para producir alimentos sanos y cuidar el medio ambiente
En estos más de 20 años dedicada a la producción de fruta fina, sumado a la conciencia por cuidar la tierra, Vero se ha cuestionado numerosas veces esta “imposición” o “moda” del uso de agroquímicos (a tal punto que muchos productores se olvidan que nuestros padres y abuelos cultivaban sin químicos); o la cantidad de plástico que queda enterrado luego del “mulching” para la frutilla.
Fue así que, a lo largo de los años y en esta atención continua por la mejora de procesos y procedimientos que estén más asociados a imitar a la naturaleza que a irrumpirla, Vero junto a su familia fueron probando y aplicando métodos de siembra y producción sin plásticos ni agrotóxicos mortales, utilizando la biodinámica. El control de plagas a través de plantas aromáticas, o entre asociaciones, es una de las metodologías que emplean. Verdaderamente, es un lugar donde se puede comer la fruta de la planta sin riesgos.
En la actualidad, Vero produce de forma agroecológica, junto a sus hijos, frambuesas, moras, frutillas, aromáticas, flores comestibles y hortalizas. En diálogo con Evolución cuenta que “al día de hoy, nuestra producción es natural y biodinámica -no usamos agroquímicos y no curamos, dejamos que las plantas creen sus propias defensas y se hagan más resistentes. Si una planta tiene pulgones, le doy un buen alimento y dejo que se haga fuerte. En los cultivos no utilizamos agrotóxicos y les puedo asegurar que las plantas no se enferman hace años”.
Así elaboran productos sin agregados químicos que superan ampliamente las normas de calidad y sanitarias requeridas.
La Casa de Sabores y una nueva etapa
La Casa de Sabores surgió hace 13 años, junto a la elaboración propia de dulces, mermeladas y las frutas congeladas, como idea para aprovechar una parte de la chacra improductiva, y para equilibrar la “estacionalidad” de la producción, es decir, el párate del invierno.
Distinguida con el sello de la Gastronomía Neuquina, y ubicada en lugar enteramente relajante e inspirador, interrumpido solo por el canto de los pájaros y el crujir de las hojas de los árboles que yacen dispersas en el suelo. La Casa de Sabores ha recibido a miles de personas, feriantes, músicos, joguis (yoga) y artistas de todos los colore a lo largo de todo este tiempo. La energía de amor y cuidado que hay en esta casa son únicos.
Sin embargo, detrás de toda la puesta en escena, también van sucediendo otras cosas, procesos personales, dinámicas que van cambiando, reflexiones… Y como cantaba Mercedes Sosa, “Y así como todo cambia, que yo cambie no es extraño. Cambia todo cambia.”
“La llegada de la pandemia hizo que algunas cuestiones decantaran, y se diera lugar a la transformación, al nacimiento de una nueva etapa de la Casa de Sabores. No es un hasta adiós, nos reinventamos, seguimos trabajando con el mismo AMOR & DEDICACIÓN de siempre.”, contó Vero con una mirada alegre.
Si bien “La Casa de Sabores” ya no se encuentra abierta para ir a desayunar o merendar, Vero sigue cocinando con el amor y la conciencia con lo que hace todo. Recibe encargos de pastelería: tortas, tartas, pancitos, galletas variadas, budines, entre otras. También se puede reservar este espacio soñado con servicio de gastronomía incluido para cumpleaños, baby shower, capacitaciones, reuniones de trabajo, etc.
Para algunas fechas puntuales habrá clases de yoga o talleres. Y para fechas especiales, como por ejemplo, el Día de la Madre, tiene desayunos imperdibles para llevar.