El parto comenzó a realizarse en hospitales a principios del siglo XX para disminuir la mortalidad materno-neonatal, pero en ese contexto se instaló la idea de que se trataba de algo parecido a una enfermedad.
Las familias en general y las mujeres en particular perdieron protagonismo en un hecho muy trascendental en sus vidas y aceptaron las reglas de las instituciones. De este modo, el parto se transformó en “un acto médico” cuyo significado científico dejó de lado otros aspectos esenciales para la familia.
El equipo de salud pasó a ser el eje de las decisiones y comenzó a usar en todos los casos tecnologías y procedimientos destinados a los embarazos de riesgo. Esto fue alejando a las madres del parto natural sin que se lograse una mejora en los resultados perinatales.
En Argentina se encuentra vigente la Ley Nacional de Parto Humanizado N° 25.929 y su decreto reglamentario 2035/15, la cual debe implementarse de manera obligatoria en todo el territorio nacional, en el sistema de salud, tanto del ámbito público, obras sociales y el ámbito privado.
Dicho ordenamiento jurídico, protege a las madres en el momento de dar a luz. Determina que las embarazadas tienen derecho a que respeten sus tiempos biológicos, a estar acompañadas durante el parto y estar junto a sus bebés desde el primer momento del nacimiento, entre otros puntos.
Se debe respetar lo que quiere la mamá, en cuanto a “cómo va a ser el parto, los tiempos del trabajo de parto, el tipo o vías de parto, el acompañamiento, y que su hijo esté con ella desde el momento mismo que nace”.
Se contempla “la no medicalización del trabajo de parto, que por ejemplo no se le realice la episiotomía a la embarazada y que se respeten los tiempos fisiológicos para que el parto se dé de forma normal. Se da protagonismo destacado a la mamá y al bebé que va a nacer”.
Es importante informar a la comunidad de qué se trata la ley del parto respetado, los principios que abarca, los objetivos que tiene. “Y a difundirla para que las madres sepan y se interioricen sobre estos derechos”.
Debido al escenario que estamos viviendo, por ejemplo, el acompañamiento a la embarazada que va a dar a luz se ve restringido, hay un menor acceso de la familia, justamente porque deben cumplirse los cuidados y los protocolos, pero de igual manera estos derechos se ponen en práctica.
Hay que garantizar cada vez más el respeto por los derechos de la mamá, del bebé y de su intimidad, para así poder generar seguridad y amor en las almas que han de llegar a encarnar este mundo.
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