Déjate de cuentos. De darle tanta vuelta a las cosas. De querer entender todo a cualquier hora, en cualquier momento, desde la mente. Hay más vida más abajo… Tú estás llena de ella.
Conoce el ritmo que nace de la tripa, del corazón, de tus entrañas… El movimiento de tu cuerpo adentro y afuera. De tu matriz sagrada.
Reconócete primero. Adéntrate en eso. Abre puertas, sacude el polvo, y si no hay llama, enciende tú misma la hoguera. Sabes hacerlo, por muy nuevo y oscuro que parezca. Frota las manos, aviva el pecho, nutre la valentía y acciona para ti un compromiso de auto cuidado, respeto y transformación profunda. Pon con cuidado los troncos, dale aliento, susúrrate palabras amorosas y quédate contigo, en esa noche oscura, porque pronto ese fuego se prenderá e irá danzando en su calor por toda la casa. Tu casa es tu cuerpo, tu nido, tu templo vivo. Cuerpo cíclico y mamífero.
Artículo brindado por La Tribu Lunera.
]]>