Somos semillas
Somos semilla, pues nuestro potencial está dentro de nosotras, encubierto protegido, casi pasa desapercibido. La chispa divina está en nuestro interior. ¿Por qué somos las únicas responsables de avivar ese fuego? Simplemente porque podemos vivir nuestra vida culpando a los demás, sintiéndonos parte de esta conspiración que nos disminuye todo el tiempo, que nos pisotea y nos raja la piel, o salir a brillar con nuestro fuego interno en puro estado de gratitud.
Proceso evolutivo
Si entendemos que somos semillas, que estamos a un paso de ir a ese suelo abonado y lleno de magia que nos hará brotar, lo primero e indispensable es elegir el suelo. ¿Dónde pondremos el don que tenemos para entregar a la tierra?, con quienes compartiremos la alegría de estar vivas?
Llegamos en esa dura protección que cubre a la semilla, el suelo donde vamos a renacer tiene que ser el propicio, cuidado amoroso, el riego debe ser acondicionado a nuestras necesidades. Y un día nuestro máximo potencial, nuestras más altas capacidades renace, resurge y salimos a la luz cuál brotes en primavera. ¡Atención que para florecer solo necesitamos de nuestra autoestima y decisión! De valorarnos de amarnos, de romper estructuras, puesto que nuestro destino lo creamos nosotras, el entorno se acomoda siempre y cuando en nosotros el renacimiento sea sincero y estemos seguras del gran paso que estamos por dar. Nada del afuera nos invade, ni siquiera nos corre… El objetivo está claro, la meta y el sueño se estableció, se hicieron pactos de almas para poder cumplir nuestra misión, entonces se abre el camino, se raja la tierra húmeda y así llegamos.
Nosotras tenemos el reino de los cielos en nuestro interior, pero si no despertamos a ese hecho y empezamos a desafiarnos para salir de nuestra zona de confort nadie lo hará por nosotras.
Rompamos ataduras. Tan pronto como tomes conciencia, y el deseo sea tan profundo de florecer, la ayuda llegara a tu vida.
- ¡Despierta!
- ¡Renace!
- ¡Florece!