Por Nahuel Lag
Once meses después de la media sanción en el Senado, la Cámara de Diputados aprobó por 200 votos a favor, 22 en contra y 16 abstenciones la Ley de Promoción a la Alimentación Saludable, popularizada como Ley de Etiquetado. La norma fue impulsada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y Unicef en toda la región e impulsada, a nivel local, por las organizaciones de la sociedad civil y profesiones de la salud y la nutrición —reconocimiento presente en los discursos de un debate de más siete horas—. La Ley obligará a las empresas alimenticias a informar de forma clara los excesos en nutrientes críticos; promueve la educación alimentaria y los entornos escolares saludables y recomienda al Estado a la compra de alimentos frescos de economías regionales y de la agricultura familiar. La promulgación y la reglamentación son los próximos pasos, ya en manos del Poder Ejecutivo, y las organizaciones advierten que serán claves para que se respete lo debatido durante años hasta la aprobación de anoche.Una ley demorada, pero indiscutible
Los meses de demora parlamentaria, las campañas en redes sociales por #EtiquetadoClaroYA, el pedido de frenar el “Exceso de Lobby”, que se popularizaron en las redes sociales y en las calles desde la media sanción en el Senado parecieron quedar atrás en pocas horas, incluso tras la experiencia de hace solo quince días, cuando el bloque de Juntos por el Cambio se negó a dar quórum. Los 200 votos a favor borraron las grietas en las posiciones de los bloques que, incluso con disidencias parciales, respaldaron la norma que busca impulsar políticas públicas para enfrentar la epidemia de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles —diabetes, obesidad, cáncer, hipertensión, enfermedades cardiovasculares— que tienen la mala alimentación como punto de partida y provocan en la Argentina 140 mil muertes al año. La advertencia con un octágono negro sobre “Exceso en” los nutrientes críticos de azúcar, sodio, grasas y calorías; y la advertencia especial para niños y niñas en los que contengan edulcorantes o cafeína, comenzará a ser una realidad en las góndolas por “la mejor evidencia científica sin conflicto de intereses”, una frase repetida por las organizaciones de la sociedad civil durante todo el debate —con base en estudios de la OPS, el Ministerio de Salud y organizaciones de profesionales— y llevada al recinto ayer por los legisladores. “La ley de etiquetado va a subir un escalón en la prevención de la salud y en la garantía de los derechos de todos los argentinos y argentinas«, valoró en la apertura del debate la diputada del Frente de Todos Cecilia Moreau, quien encabezó los audiencias de debate de la norma al frente de la Comisión de Legislación General. «El 66 por ciento de la población argentina tiene exceso de peso, el 32 por ciento tiene obesidad, el 40 por ciento padece presión arterial elevada, el 30 por ciento tiene colesterol elevado y el 41 por ciento de los niños y adolescentes tiene exceso de peso», enumeró Moreau y dio cuenta de la emergencia sanitaria por la cual precisaba una norma que mejore los hábitos alimenticios. Desde la bancada de Juntos por el Cambio, después del faltazo de principios de octubre, la radical Brenda Austin valoró que se dejara de lado la grieta y se priorice la «defensa del derecho a la salud». «Esta ley es necesaria porque estamos frente a una gran epidemia: la del sobrepeso«, sostuvo Austin y agradeció a organizaciones de la sociedad civil que «ayudaron a respaldar con evidencia, información y acciones que derribaron mitos«. En ese misma línea se expresó el diputado radical Alejandro Cacace, a cargo del cierre del debate por Juntos por el Cambio, quien defendió que se elija «el derecho a conocer qué se consume y el impacto que tiene en la salud» y destacó el nivel de información científica que avala la norma: “Hay 14 estudios a nivel internacional y todos ellos concluyen que la mejor alternativa es la del etiquetado frontal de alimentos. De 2016 hasta la actualidad más de 30 países implementaron o están en proceso de adopción del etiquetado”. La norma se popularizó por el etiquetado frontal —la medida más inmediata, visible y combatida por el lobby de la industria alimenticia local, con la Copal, la misma que se opone al congelamiento de precios, a la cabeza—, que ya se implementa en Chile, Uruguay, Perú y México. Pero también impulsa al Estado a que realice las licitaciones de compra para comedores escolares y planes alimentarios priorizando a las economías regionales y productos frescos de la agricultura familiar. La diputada del Frente de Todos Florencia Lampreabe, a cargo del cierre del debate, valoró la reforma integral propuesta por la ley, el “empoderamiento” de la sociedad al conocer “la verdad de qué hay detrás de esos paquetes coloridos y esos sabores adictivos”; y se animó a señalar la ley como «una herramienta de soberanía alimentaria”. “Detrás de lo que consumimos está también el modelo de producción que alentamos”, indicó Lampreabe poniendo el acento en un tema que está en tensión dentro del Gobierno con el impulso a la agroindustria y la defensa del actual sistema agroalimentario. Los argumentos en favor de la Ley también se notaron en el agradecimiento del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, a las organizaciones de la sociedad civil que impulsaron la norma, luego de que lo señalaron como uno de los responsables de la demora del tratamiento. También estuvo presente el reconocimiento y respaldo a la norma del diputado oficialista y presidente de la Comisión de Salud, el tucumano Pablo Yedlin, a pesar de la influencia del sector azucarero. Y la presencia en el recinto de la ministra de Salud, Carla Vizzotti, cuando en algún momento se intentó avanzar con el etiquetado por resolución de la Comisión Nacional de Alimentos (Conal). «Hubo muchos momentos en los que peligró el avance de la Ley, su estado parlamentario, pero hoy tenemos la aprobación. Hay que reivindicar la militancia, el involucramiento, el activismo porque tiene efectos concretos”, celebró Mijael Kaufman, referente de la organización Consciente Colectivo tras la aprobación de la norma, en diálogo con Tierra Viva. “Ahora se abre la etapa de la promulgación y hay que estar muy atentos para que no haya ninguna observación, ningún veto, como pretende la industria”, advirtió Marcos Filardi, abogado e integrante de la Red de Cátedras Libres de Soberanía Alimentaria (Redasa).Un intento final por demorar la aprobación y un debate para la reglamentación
En julio, después de meses de incertidumbre sobre el futuro de la norma, las comisiones de Legislación General, Salud, Industria y Defensa al Consumidor firmaron el dictamen de mayoría que llegó ayer al recinto, pero con disidencias particulares y dictámenes en minoría que volvieron a verse reflejados en el debate de la Cámara baja. Yedlin y la diputada de la UCR y vicepresidenta de la comisión de Legislación General, Carla Carrizo, fueron algunas de las voces que empujaron esas disidencias y pidieron modificaciones en la norma, que se vieron reflejadas en las 16 abstenciones y en el pedido de abstención de varios diputados que votaron a favor. Si los cambios hubiesen sido aceptados, la ley debía volver a ser tratada en la Cámara de Senadores. La diputada Moreau, en representación del dictamen de mayoría, los rechazó. Los artículos puestos en discusión fueron las referidos a tres puntos en particular: el alcance de los alimentos que deberán llevar etiquetado frontal, los plazos de aplicación de la norma y la imposibilidad de que los alimentos que lleven, al menos, una etiqueta de exceso en nutrientes críticos sean excluidos de los programas de donación. El articulado de la norma señala que los alimentos que serán alcanzados por el etiquetado son aquellas que están dentro del perfil de nutrientes de la OPS —el que mejor se adapta al Código Alimentario Argentino, de acuerdo a los estudios presentados en el debate—, que está dirigido a alimentos procesados y ultraprocesados. Sin embargo, los diputados que intentaron modificar la norma indicaron que podían perjudicar a algunos alimentos. “No es necesario explicitar todos los alimentos alcanzados por el perfil. El artículo 6 indica que el perfil de nutrientes excluye a los alimentos naturales, ingredientes culinarios e infusiones”, detallaron en diálogo con Tierra Viva fuentes de las organizaciones que participaron del debate.