Por Guillermo Folguera
1. La falta de información en las políticas extractivistas
En los últimos días, una nota del periódico El Cronista aseguraba que el acuerdo con China por las megafactorías de cerdos era un hecho. A las pocas horas, Cancillería decidió responder. Pero lo hizo (otra vez) de una manera curiosa: mediante un tweet, apenas negando y sin dar información oficial. Aún cuando no sorprenda esa estrategia (ni por la presencia de Felipe Solá, ni por el modo en que manejó este mismo asunto el año pasado), queda la pregunta acerca de
por qué hay una falta de información completa y confiable en respecto de las políticas extractivistas y sus consecuencias socioambientales. Justamente, esta pequeña columna se hace esa pregunta:
¿a qué se debe la falta de información en estos asuntos?
Cuando nos desplazamos de las factorías de cerdos hacia otros asuntos que tuvieron lugar en los últimos meses también en nuestro país, la estructura difiere en cuanto a los nombres propios, pero conserva su esencia. Por ejemplo, el caso del trigo HB4 que surgió de la alianza entre la Universidad Nacional del Litoral (UNL)-CONICET y Bioceres representa también un escenario de celeridades, ocultamientos y parcialidades. No es muy diferente la historia cuando se trata de búsqueda de hidrocarburos en el mar bonaerense, la megaminería en Chubut, Mendoza, Andalgalá, las hidroeléctricas y la mayoría de los
proyectos que involucran altísimos impactos socioambientales.
Ahora bien, para comprender el por qué de este manejo de la información, vayamos un poco más lejos y veamos qué se dice y qué no se dice.