Por Era Verde
“La agroecología es un sistema totalmente virtuoso”, dice Alicia Schvartzman, quien junto a sus dos hijas lleva adelante en Basavilbaso (Entre Ríos) una producción agrícola diversifica y sin agrotóxicos. En su establecimiento “La Dorita” siembra trigo con trébol rojo a un costo por hectárea a la mitad de lo que demanda del modo convencional con agroquímicos y trigo trsngénico. También cultivan para autoconsumo en una producción a escala familiar. “Somos campesinas agricultoras; no somos productoras agropecuarias”, afirma Alicia, quien además milita en el colectivo socioambiental Basta es Basta y asegura que “la ecología y el ecofeminismo” van de la mano.
A unos siete kilómetros al norte de Basavilbaso, departamento Uruguay, desde hace 15 años Alicia Schvartzman lleva adelante la práctica del cultivo extensivo agroecológico. Lo hace con sus dos hijas, Rayén y Esmeralda. La modalidad impulsada en el establecimiento “La Dorita” propone producir alimentos sanos y de forma rentable.
La senda en este tipo de laboreo comenzó cuando fallece el padre de Alicia y ella debe hacer cargo del trabajo en el campo, cuenta en un charla donde transmite generosamente su experiencia. “La agroecología es una hermosura”, dice.
Alicia vive en una zona rodeada de producciones que utilizan agroquímicos, cercana a una localidad asolada por los problemas ocasionados por las fumigaciones con venenos para transgénicos. Por eso, reflexiona, en ese lugar en el mundo está “más que sobreviviendo, viviendo. Porque si no fuera por las fumigaciones de alrededor, esto sería el paraíso”.
En “La Dorita”, cada una de las mujeres tiene tareas específicas. “Rayén tienen un vivero de nativas. Ella es paisajista pero ha estudiado sobre la flora de nativas que nos rodea y está tan diezmada. Y Esmeralda es fotógrafa, pero está dedicada a la fotografía y también al trabajo en el campo; hace huertas. Entre las tres hacemos los sembrados y a veces para la cosecha llamamos a un amigo que nos ayude. O para la siembra nos está ayudando un muchacho”, detalla.
Artículo cortesía de Agroecología | Agencia de noticias Tierra Viva]]>
En “La Dorita” se siembra trigo, pero también se cosecha todo lo que se consume: cebolla, ajo, papas, ajo, tomates, pepinos y verduras de hoja. Y de los frutales se extrae para hacer dulces y mermeladas que se venden en ferias o en el pueblo.“Yo también ordeño algunas vacas –dice Alicia–, tenemos unos cajones de abejas, sacamos miel. Tenemos 80 hectáreas en total, es sobre lo que trabajamos. De ahí tenemos una parte de las casas, frutales y huertas, y otra parte es donde pastorean libremente las vacas, alrededor de las casas tenemos las abejas y un poco más lejos el lugar donde tenemos los sembrados de trigo y praderas”, apunta.